Quiero soñar en los destellos de la luna,
que se deslice tu ropa, entre bambalinas.
Conseguí que tu ángel me diera templanza en la
batalla,
no quiero ser austera, ser la incertidumbre de los
que piensan.
Que brille la luna toda la noche
para convertir en besos todas las estrellas,
recorriéndolos en lentitud.
Compartir, no quiero pasar volando
esfumándome como el humo,
deslizarme entre sus sabanas,
quiero ser el grito de tus gemidos.
Alegrar tus mañanas y también tus noches,
que sean eternas a borde de una vela.
De rojo apasionado como el color de esa copa
de vino que acompaña una botella.
Convertir en besos todos mis pensamientos,
que te rodeen eternamente, estando o sin estar,
sin correr, sentir, tregua de una medicina
deshojar la margarita de tu certeza.
Decorar con mis manos el lienzo
de tu cuerpo con pintura,
dibujar la sensibilidad,
la pasión, la armonía, la locura.
Valor o templanza en la comisura de tus labios,
aterciopelado momento en el instante que deslizo
la ternura de los momentos, rozando la mano por tu
cara,
sortear la imaginación.
Ese mar donde el borde de deslizarse entre las
olas,
vertiginoso, atrevido y los silencios de un jardín
prohibido.
Bailar la música que no suena, imaginándola,
la guerra de las pasiones,
en esa noche, mi noche, tu noche.
Sentimiento de los corazones, sensual,
carcajadas, pasión, emoción.
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