Maneja las palabras en la propia observación, sencillez en momentos apoderados.
Baja los escalones de esa gran escalera que es la vida, uno a uno, caudalosamente para no tropezar, y si lo hace se levanta de nuevo.
Miradas, obstinó de timidez en miles de momentos.
Rodea sus manos en presentimientos, luce la máscara que va con ella, la sencillez, con esa capa de variedad sin ostentar ser el centro de atención.
Termina vuelve a subir los escalones, llega a ese espacio que es la noche, entra derramando prenda a prenda por el suelo, desprendiéndose, soltando su pelo, saturando, dejando liberar su piel.
Corre el agua, fría o caliente, invadiendo ese momento, ese jabón que resbala por sus manos acariciando su piel.
sin tener, tiene, la libertada de expresar, de redondear, de describir, cada instante en ese baño de burbujas para liberarse de las tensiones.
El fin de una copa, un vino, baldeando por sus labios, aromas, computados sin predecir. Y si fuera esa nube que se eleva en el aire dejándome transportar siempre por el momento, esa gota que llega a tus labios y la saboreas.
Encontré tu blog de casualidad y me ha encantado tus letras, tenes una forma mágica de describir tu entorno, te sigo, saludos desde Buenos Aires.
ResponderEliminarGracias y bienvenido al rincón de los pensamientos. Un saludo desde España
ResponderEliminarContar los espacios entre los dedos, mientas se llenan de espuma, bañarte en el mar de otros ojos, intentar anclarte a otra piel, vivir a la luz de las estrellas para no deslumbrarte, dejar que las pompas se llenen de sueños, y qye la última gota de vino resbale sobre tus labios: Vivir.
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