A veces imaginas que la verdad que tienes delante no es cierta y la encubres con un velo para disfrazarla, aunque sabes que existe, pero no quieres verla, hoy sentí que esa verdad que yo creía verdadera y sincera, no era cierta, el velo descubrió la sinceridad y... sin palabras no puede contestar, no me atreví a llamar, no hace falta, los hechos son hechos y cada cual es consecuente de los mismos, no se puede dar para luego quitar, no hables de mas, si no lo vas a cumplir, sinceramente... me decepcione. Observando como en actitudes lejanas a mí, tu consentimiento a no decidir.
Como muñeca de trapo tambaleo por las noches, mis noches, asombrada de las similitudes que nos unen, pero tan incontrolables, sentiría lo que quisieras, pero sabiendo que no es a mí a quien esperas, mi tristeza alcanza la desolación de unas bonitas palabras, otorgadas en silencio, en voz alta, quizás no deberías pronunciarlas.
Medito y la razón se apodera de tan distinto destino, obligando a subir corriendo en el primer vagón de un tren al destino perdido, por no escuchar, por no darme cuenta que no quiero oír ni ver lo surgido, aun en distancia, haces daño, otorgando por hecho lo no ocurrido, sembrando esperanzas, donde lógicamente nunca las ha habido...
Relatas y relato en mil y una notas, yo sin inculcar mis pensamientos en los tuyos, sin decidir ni imponer, tu declinas las preguntas, otorgando mas ausencia, dedicándolas a otras pertenencias, jugar con varias barajas acompaña a quedarse sin ninguna.
Hoy sentí, que no sentías...
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