Miraré el oleaje de esa ola que balancea el mar,
esperando la sonrisa y el perdón.
Miraré esa puerta que se cierra
desplomando las ilusiones.
Intentaré no perder la fé
abrir esa ventana donde la luz cristalina invade las almas.
Susurraré a media voz
paseando sobre el agua del mar,
sin despertar,
caminando por el paraje de lo difícil.
Sin insistir no se consigue,
las guerras no son buenas compañeras.
Batallas perdidas, vencidos o vencedores,
no existen.
Dejar la magia en el vacío del alma.
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