Amanece la noche,
duerme el amanecer.
Nos quedó ese viaje,
el desayuno en la mesa,
miradas en la soledad.
Sin retener entre la multitud
cuerpo de vivir, y sin vivir sin más.
Sonaron esas dos canciones
que bailamos sin tentaciones
dejando las apariencias ocultas,
quemando la impaciencia.
Compartiendo un tatuaje
de tus manos en mi espalda,
caricias de atropello,
destellos de flaqueza.
Tu cuerpo y el mío
viviendo sin más.
Donde quedó el momento
el atropello
de tus besos sin esperarlos,
tentaciones sin compromiso,
quemando las energías
cálido desnudo en un pincel.
Vuelo libre perdiendo el pulso
en la pluma que viaja en la imaginación.
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